miércoles, 20 de abril de 2011

MURRAY LEINSTER - El planeta solitario (1978)

Leí la mitad de la novela en el aeropuerto, aguantando uno de esos retrasos habituales. La espera se me hizo corta. Murray Leinster, en realidad William Fitzgerald Jenkins (1896-1975), sabía enganchar con historias aparentemente sencillas que guardaban una complejidad natural, no forzada por grandes construcciones seudocientíficas, o un thriller metasicológico. Leinster escribía para que al final de la lectura te quedara una sensación de extraña satisfacción. La introducción del libro que hace John J. Pierce es fantástica: sitúa al autor y su obra, y da detalles sobre su vida que hacen la lectura más comprensible, más humana. Ser inventor, racionalista, metido en su trabajo pero divertido, y siempre pendiente del lector, lo que siempre se agradece, caracterizaban a un Leinster que ya he guardado entre mis autores favoritos.

El relato que da título al volumen -que en EEUU se llamó "The best of Murray Leinster"-, “El planeta solitario”, se publicó en 1948, y es una parábola sobre el efecto del hombre en otra especie inteligente, pero cuyos parámetros son distintos. Leinster hace un retrato negativo del ser humano –egoísta, codicioso, cortoplacista- pero también positivo –entregado, tolerante, solidario-. Por otro lado, la idea de un ser-planeta que puede desplazarse, trastocando el equilibrio de los sistemas planetarios, creando problemas gravitatorios tremendos, queda en el relato como una anécdota hasta graciosa.

El segundo relato, “Al margen del tiempo”, de 1934, es totalmente cinematográfico. Es una historia espectacular compuesta por una aventura cortada por episodios relacionados con la ruptura de la línea temporal. Los tiempos se superponen. Por ejemplo, se puede leer: “Ultimas noticias: Madrid, España, ha sufrido un cambio inexplicable. Todos los edificios notables no se identifican desde el aire. Desaparecidos los aeropuertos. Mezquitas ocupan al parecer el lugar de iglesias y catedrales. Los ministerios arbolan pabellón de la media luna”. Hay quien diría que no es un futuro improbable. La historia termina con una especie de ola temporal, una “falla en el tiempo, que es como la llama el profesor Minott, el protagonista, todo un personaje. Sin embargo, muchas personas que dan atrapadas en otro tiempo, hay ciudades que han desaparecido, y otras que reaparecen pero sin seres vivos. Es un gran relato. Que nadie se lo pierda.

Leinster vio venir los ordenadores y la Era de internet. Así se puede leer en su relato “Un lógico llamado Joe”, de 1946; una fina historia de ciencia-ficción y humor. Evidentemente, un “lógico” es un ordenador que está conectado a “almacenes” de todo el mundo que guardan toda la información. Leinster hace ver que los “lógicos” son la civilización, porque “si cerramos los lógicos volveremos a una civilización que ya hemos olvidado cómo funcionaba”. Vaya, pues es verdad. Es un relato tan irónico como otro de este volumen, “Simboisis”, de 1947, ambientado en la guerra fría y en la invasión de un pequeño país por una potencia totalitaria que Murray no nombra, pero que parece la URSS.

Pero como a Leinster debía gustarle también la fantasía, igual que a sus lectores, firmó un relato titulado “El poder” en 1945. La historia empieza con lo que se ha convertido en un tópico: un profesor norteamericano encuentra unas cartas en latín, fechadas en 1482. Las escribió un holandés desde Padua –colocar este tipo de cuento en la vieja Europa siempre funciona-, que irá a Monteveccio, donde descubrió una “nombre de incalculable poder”. Lo que ha descubierto es el modo de comunicarse con un extraterrestre que está prisionero en la Tierra, y cuyos conocimientos científicos superan en mucho al estadio del hombre en la Baja Edad Media. Claro, la gente lo toma por brujería. El pobre alien se desespera, aunque cree que su ciencia no debe perderse al igual que las “lágrimas en la lluvia” –como escribió Ridley Scott-.

El último relato es “Primer contacto”, de 1945, que es junto a “El planeta solitario” y “A través del tiempo”, lo mejor que hay en este libro. La nave Lianvaban encuentra por casualidad una nave alienígena. Es la primera vez que la Humanidad encuentra vida inteligente. Las tribulaciones y las decisiones que ambas tripulaciones acaban tomando son dignas del mejor estratega. Es un cuento imprescindible. 

6 comentarios:

  1. Y ciertamente son historias impecables, las he leído recientemente y todas ellas me ha dejado con muchas ganas de saber más.
    Con las que más disfruté fué con "Planeta Solitario" y con "Primer Contacto" que hasta el final estaba de los nervios... Me lo pasé en grande.

    Un lectora de ciencia-ficción compulsiva ... bueno, de camino a serlo.

    Saludos! :)

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  2. Leinster era uno de esos escritores que no llegan a escribir grandes sagas galácticas ni historias épicas, pero con grandes ideas capaces de sorprender tanto al lector de entonces como al actual. Es una lástima que haya sido casi olvidado y que su nombre no se cuente entre los grandes a pesar de que su obra fue bastante amplia. Buen trabajo al recuperarlo.

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  3. Hola, Casitadepriedra, bienvenida. Sí; "Primer contacto" es una historia inquietante. Y que disfrutes con tu "compulsión" ;) Saludetes
    Hola, Manuel. Gracias. Sabes por experiencia que hay escritores casi olvidados con una gran obra detrás que merecen mucho la pena. Saludetes.

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  4. Es curioso ver cómo unos pocos nombres, los de siempre, han logrado acaparar las reediciones en España, mientras que ilustres olvidados esperan en vano. Leinster es de los que merecería ver publicada una selección de sus mejores cuentos. Hay que rescatar a los autores de la Edad de Oro, aunque sólo sea para que no caigan en el olvido.

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  5. Totalmente de acuerdo, Kaplan. Ahora estoy leyendo "Los amos del tiempo" de Wilson Tucker, que es un narrador enorme, y que no ha sido reeditado en España desde hace décadas. Saludetes

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